LOS OJOS SON EL ESPEJO DEL ALMA

Publicada: el 06 de Junio del 2018

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Así empezaba Antonio Roa una conferencia sobre la Iridología:

“Y erase una vez….”

El hombre  siempre ha mirado a los ojos. Los ojos son el espejo del alma.

Mateo, en el capítulo 6 versículo 22 nos dice: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sencillo, todo tu cuerpo gozará de la luz, pero si tu ojo está inservible, todo tu cuerpo estará en tinieblas”

¿Qué nos aporta la Iridología?

Permite observar el terreno global del paciente, la resistencia vital de la persona, tanto a nivel físico como energético y nos permite orientar a la persona con fines preventivos.

La iridología permite ver nuestras fragilidades orgánicas.

En primer lugar, al observar un iris, estudiamos LA CALIDAD DE LA TRAMA. Es la calidad del terreno sobre el que la persona ha construido su edificio. Es lo que se conoce como RESISTENCIA VITAL. Nos orienta sobre la  capacidad de resistir a las agresiones y la capacidad de defendernos.

Es importantísimo el estudio de la PUPILA y lo que se conoce como COLORETA, pues nos permite acercarnos hacia el “yo más íntimo” y hacia el estudio Psyco inmuno neuroendocrinológico. Estos dos aspectos, determinan la manera de enfermar de cada uno de nosotros.

Una pupila que no es redonda, una pupila con aplanamientos, nos indica que estamos ante una persona muy inquieta, que se atormenta fácilmente y que tolera mal el stress

A veces, observamos MANCHAS de diferentes colores, que parecen estar como superpuestas encima del iris, como si tratara de copos de nieve encima del iris. Las manchas de color OSCURO, casi negras y casi siempre únicas, son manchas de stress traumáticos que se inscriben en el iris después de un acontecimiento psicológico importante .

Otras manchas son de color marrón, generalmente son más numerosas. Se llaman manchas toxínicas y son el testigo de una mala eliminación de deshechos y, reflejan por tanto, un organismo cuyo metabolismo no funciona bien. La personas que tienen estas manchas, deben prestar mucha más atención  para evitar los tóxicos que nos rodean.

¿Por qué enfermamos?

  • El estrés de la vida cotidiana
  • Las infecciones virales
  • Los déficits inmunitarios ligados al estrés
  • Las intoxicaciones: la atmosfera, la alimentación, los malos hábitos
  • Las agresiones iatrogénicas ligadas al excesivo consumo de medicamentos
  • Las alteraciones hormonales, también ligadas entre otros factores al stress que repercuten en el eje hipotálamo-hipofisario
  • La saturación y bloqueo en los órganos que nos ayudan a eliminar como son el pulmón, el intestino, la piel, el hígado, órganos a los que hacemos trabajar sin descanso debido al abuso del tabaco, de grasas animales, de alcohol, drogas y otros tóxicos.

El cuerpo y la mente envían “señales de alerta” antes de ponernos enfermos:

El estrés es un factor capital en el desarrollo de las patologías. Situaciones intensamente estresantes como la pérdida de un ser querido, una historia financiera importante, la falta de trabajo así como situaciones cotidianas en el ámbito familiar, la percepción de infravaloración por parte de la pareja, por ejemplo, la sensación de no reconocimiento en el ámbito profesional, los celos, la envidia, la humillación… se va cronificando casi sin hacer ruido, se producen decepciones en cadena que pueden ir generando resentimiento, falta de confianza y desvalorización de la persona.” Y ante esta falta de amor” nace una desesperanza guardada secretamente y que parece no tener solución. Y el inconsciente decide entonces que una solución es enfermar con la esperanza de”… (Dr. Lefevre Gary)

¿Cómo puedo ayudar a la persona que llega a la consulta?

Sigo citando al Dr Lefevre Gary:

Frente a estos estresores no expresados, el paciente tiene una inmensa necesidad de ser escuchado. Y esta “escucha” es una parte “integrante” del trabajo en la consulta: El terapeuta debe también dar amor, porque, la verdadera riqueza ¿no es la del corazón?.

Y con este corazón, el terapeuta será verdadero en su diálogo, verdadero en sus informaciones, verdadero en la forma de tratarlo e intentará hacer comprender que la enfermedad lejos de estar considerada como un maleficio, va a ser un factor para reflexionar, un factor para romper hábitos, un factor de cambio, de elevación, de progreso para dar un verdadero “sentido a la vida”.

Por lo tanto:

Una alimentación correcta que no suponga un nuevo stress “de todo un poco”, según los gustos y el placer de cada uno. Comer despacio, masticando bien y apreciando los sabores.

No poner demasiada sal a la comida. Cuidado con los aditivos y colorantes alimenticios. Disminuir el consumo de azúcares refinados y de las grasas.

Evitar los tóxicos, especialmente el tabaco.

Buscar un equilibrio entre el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio.

Un poco de ejercicio: caminar, gimnasio, bailar, yoga.

Un poco de relajación.

Un poco de actividad intelectual que sea motivadora, pintura, música, arte…

Un poco de  alegría y de valoración de lo que tenemos.

Y dormir bien con un sueño reparador.

Y en caso de enfermar, tener la confianza en un terapeuta que sea capaz de dirigir la orquesta de las terapias para devolver la armonía y la esperanza.

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