SOMOS CRIATURAS DE COLMENA

Publicada: el 20 de Mayo del 2013

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En 1996, Giacomo Rizzolatti y su equipo de la Universidad de Parma en Italia, descubrieron las denominadas neuronas espejo. Este hallazgo maravilloso tuvo lugar cuando estando estudiando la actividad cerebral en monos encontraron cómo, un conjunto de células cerebrales no sólo se activaban cuando el primate ejecutaba ciertos movimientos, sino que también lo hacían cuando contemplaban los movimientos ejecutados por otros monos.

Las neuronas espejo son la base de nuestro comportamiento social, son las neuronas de la empatía y de la compasión. Están implicadas en la comprensión de las emociones y pensamientos de los demás, en el saber ponerse en el lugar de otras personas, en la capacidad de abrirse a otras perspectivas diferentes y en el saber disfrutar del bienestar y la alegría de los demás.

El mensaje más importante transmitido por este hallazgo es que somos seres sociales, seres programados y preparados para convivir con otros seres humanos, seres para estar en contacto, convivir como quiera que sea, en pareja, en grupo, en familia, en comunidad o en sociedad.

En palabras del propio Giacomo Rizzolatti: Somos criaturas sociales. Nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás. Las neuronas espejo nos permiten entender la mente de los demás, no sólo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo, no pensando.

Es la presencia de estructuras cerebrales puestas al servicio del amor, la empatía, la compasión, la bondad y la verdad compartida (en palabras de Luis Arbea), lo que fundamenta la presencia de las Relaciones Positivas como uno de los elementos básicos del bienestar en la teoría de M. Seligman. Desde un punto de vista emocional, somos criaturas de colmena, criaturas que ineluctablemente buscamos relacionarnos de forma positiva con otros miembros de la colmena?.

Siguiendo con algunas de las propuestas de M. Seligman para incrementar nuestro nivel de bienestar, proponemos, desde la perspectiva de la Psicología Positiva, la práctica de un ejercicio dirigido a convertir una buena relación en una relación excelente.

Es muy habitual que como criaturas sociales que somos, compartamos con los demás nuestros logros, vivencias y/o acontecimientos positivos que experimentamos.

Cuando una persona comparte y nos hace partícipes de las cosas buenas que le han ocurrido, nuestra respuesta o la forma en la que celebramos el acontecimiento compartido influirá en la solidez de la relación.

La constatación de que las relaciones positivas forman parte del constructo del bienestar nos lleva a proponer la práctica siguiente:

Escucha con atención cada vez que una persona te cuenta algo bueno que le ha sucedido. Desvíate de tu camino para responder de forma activa y constructiva. Pide a la persona que reviva el acontecimiento contigo, cuanto más tiempo pases reviviéndolo, mejor. Dedica tiempo a este tipo de respuesta y utiliza:

-Expresiones verbales del tipo: ¡Qué bien!, ¡Cómo me alegra!, ¡Cuéntame cómo ha sido!, ¿Qué y cómo te lo han dicho?; ¡Tenemos que celebrarlo!.....

-Expresiones no verbales: Contacto ocular, mostrar emociones positivas, sonrisa auténtica, tocar, reir. 

Practicar este tipo de respuesta e incorporarla como hábito en nuestras vidas tiene un efecto directo en el incremento de la solidez de nuestras relaciones y consecuentemente en nuestro nivel de bienestar.

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